martes, 10 de enero de 2012

Noche de Brujas, el Poster


¡Aquí está! Al fin ha llegado el auténtico e irrepetible poster de Noche de brujas realizado por Javier González.


¡Noche de Brujas está muy cerca!

lunes, 9 de enero de 2012

"El Enano" por Alba Falcó

La polifacética Alba Falcó nos regala otra deliciosa  historia que deseamos que algún día se convierta en un terrorífico cortometraje. 


"EL ENANO"


Odio a ese puto enano del jardín. La comunidad de vecinos lo impuso a golpe de decretazo y yo… yo tengo que aguantar como me mira a través de la ventana. Siempre tan arisco e inflexible. En fin, que un día me cansé y me armé de valor para acabar con él. Eran las cinco de la noche y no podía quitarme de la cabeza al puto enano. Me puse un batín, cogí un bate y salí al patio.



Le esclafé la cabeza de un solo golpe. Pero no tuve suficiente, de pronto quise ensañarme con el enano. Me volví loco, furioso. Estaba realmente cabreado y desperté a los vecinos. Las
luces se encendieron, y los vecinos se asomaron para lanzar improperios contra mi persona.
Me llamarón loco, imbécil, gilipollas… Yo nunca me había sentido mejor. Me sentí lleno, feliz,extasiado. Incluso se me puso dura.

Pasando de mis vecinos me metí en mi casa, pillé una botella de whisky y sentado en el sofá me di la satisfacción de beber directamente de la botella.
Me quedé dormido en el sofá. Al día siguiente a las doce sonó el timbre. Me extrañó que alguien me buscara. Miré por la mirilla, era el vecino nuevo. Un tipo regordete con cara de pesado. Yo aún iba en batín pero abrí la puerta. Pensé que si venía a hablar sobre lo de anoche podría divertirme durante un rato. Me equivoqué, quería invitarme a comer. Dijo algo así como que su mujer le había obligado a invitarle a comer, que ambos tenían muchas ganas de conocerme. No sabía quién era su mujer, pero recordé que hacía poco me encontré por las escaleras con una mujer impresionante y fantaseé con la idea de que fuera ella.
Cedí. Le acompañé por el pasillo aún con el batín y sin nada debajo más que los calzoncillos.
Entré en su casa que estaba todavía con cajas llenas de trastos propias de las grandes mudanzas.
La mesa estaba puesta, era una mesa para tres. Habían dado por sentado que iba a ceder, eso me molestó en parte. Pero pronto vi a la rubia. A un lado de la mesa y de espaldas al pasillo. Se giró sin levantarse de la mesa y me miró. Postró su mano sobre una silla que había a su lado y sin decir una sola palabra me invitó a sentarme a su lado. Le obedecí, no entendía nada, pero me dejé llevar. No hablé, ella tampoco. Ya hablaba demasiado su marido por nosotros.
Me sirvieron una sopa con fideos. Aquello me pareció surrealista. De repente ella me metió mano por debajo de la mesa. Su marido estaba enfrenté. No pude evitar tirar todos los fideos que llevaba en la boca provocando la preocupación de mi vecino. Quiso servirme otra cosa y se retiró a la cocina dejándonos solos. Por fin le oí hablar. Le pregunté qué coño hacía. Paso de responderme, solo mencionó que lo que hice con el enano le excitó, que le puso muy cachonda o yo que sé. Volvió su marido, volvió con una hamburguesa, y no, no se percató de nada.
Mire la hamburguesa con desasosiego. Desde luego mi vecino es un cutre de mierda. Tenía hambre, así que no puse problemas. Me acabé el plato y me inventé una excusa para largarme.

Junto al sofá aún quedaba algo de whisky. Retomé la botella. Miré por la ventana y volví a ver al enano. ¡Joder! ¿Cómo coño había acabado el puto enano ahí sin un solo rasguño? Salí corriendo al patio. Pero no estaba. En su lugar vi a un furgón blanco subiendo el cristal tintado del copiloto y largándose a toda hostia. Aquello era muy sospechoso. Si hay algo que odie más que los enanos son las furgonetas blancas. Están en todas las esquinas, en todas las calles, en todos los garajes, en todas las empresas… Los furgones blancos han invadido este país desde hace años. Lo dice un libro que me leí el año pasado: El país de las furgonetas blancas.
Volví a casa y volvió el enano. Esta vez volví a pillar el bate. Salí disparado, esta vez no se me podía escapar. Y allí estaba, sonriendo, esperándome, riéndose de mí. Dejé el bate en el suelo, pillé al enano con las manos y lo alcé hacia el cielo dispuesto a estamparlo contra el suelo. Pero no pude. Llegaron unos tipos a los que no les podía ver la cara y me metieron en el furgón de antes.
Hice lo posible por resistirme. Me sentía ridículo aún con mi batín y con toda la frustración que suponía una interrupción de tal estilo. Aquello fue como un coitus interruptus.
Claro, se me olvidaba mencionar que aquellos tipos eran grandes como armarios y que eran
tres. De nada servía que me esforzara, sólo sentía que gastaba calorías en vano.
Me dieron una vuelta con la furgoneta. Pero yo no soy imbécil. Sé que simplemente dieron
una vuelta a la manzana.
De pronto me vi en una especie de interrogatorio en algún garaje de mi comunidad. Rodeado de un montón de frikis con bata-mantas que no me dejaban ver sus caras y con candiles en sus manos. El garaje estaba decorado con decenas de enanos pequeñitos y con un gran enano en una especie de altar. El pequeño altar al mal gusto guardaba ridículas ofrendas como velas, flores, fotos y figuras de cera en forma de piernas, manos, corazones, pechos,niños y cabezas, acumuladas en una caja.
Total que se descubrieron todos la cara y resultó que eran mis vecinos. Se veía venir. Que si había ofendido a su dios, que si al gran enano hay que respetarlo, que tenían que sacrificar mi cuerpo para curar la ofensa... En resumen, me había metido en un buen lio y tenía que salir de allí.
Pero no era tan fácil, me ataron a una silla. Aún estaba en calzones y esta vez a punto de morir en manos de una comunidad de borregos. ¿Podía sentirme más ridículo? Lo tenían todo planificado. Primero me atarían sobre el altar y a poste ori me rajarían por la mitad para acabar derramando mi sangre sobre los pies del enano.
Todo iba según sus planes hasta que justo cuando estaban a punto de partirme en dos, la rubia impresionante, la que era nueva, la del marido pesado apareció allí con un rifle o algo parecido, porque la verdad es que yo no entiendo mucho de armas. Fue una pasada. Resulta que era agente especial y estaba investigando una secta cuyo ídolo era un enano y cuyas actividades ilícitas resultaban sospechosas para la policía. Lo mejor de todo es que su marido no era su marido. Que era un compañero de trabajo y al final la rubia me concedió una cita.

Entonces ya dejé que me metiera mano todo lo que quisiera.

"La Casa del Terror" por Víctor Verso

Os presentamos el relato del director alicantino Víctor Verso que muy pronto estrenará "Petición de Amistad" junto la co-estrella de "Noche de Brujas" Sara Ben.


"LA CASA DEL TERROR"
"¡BUH!"
Ese soy yo. Practicando para mi nuevo trabajo, en una casa del terror para niños de 8 a 12 años. Me llevo 7 euros a la hora por hacer que la chavalada moje sus pantalones. Se supone que soy el imbécil que lleva la máscara de calavera y túnica negra, que se esconde en las esquinas oscuras y de repente salta hacia los niños gritando y meneando una sierra eléctrica zumbante. Es un poco imbécil, la verdad, porque todo está montado para asustar a los niños momentáneamente. Los críos chillan y se escapan corriendo, fijo, pero al salir de la casa encantada abandonan sus miedos y se compran un calippo.
¿Y qué tiene de divertido? Son sustos baratos, a unos pavos la docena. Creo que si los padres se gastan tres euros en meter a sus hijos en la Casa del Terror, quieren que sean euros bien empleados. Quieren enviar a niñitos inocentes y que regresen silenciosos hombres de hierro. Incluso mi jefe cree que sabe cómo se puede asustar niños y ha establecido instrucciones ridículas para moderar a los empleados, para planificar el miedo.
El miedo de verdad es como una lluvia fría, que cala hasta los huesos, que escala lentamente por tu espina dorsal, que se aloja en la base de tu cerebro, y espera pacientemente. Y, como ese hipo sangriento que te da después de beber a solas, el miedo reaparece cuando menos le esperas, renace como el cañón de una pistola en tu espalda con sólo bosque alrededor. Como los personajes de "Noche de brujas", que se resguardan en tus sueños de modo que por un momento ves a tus padres darte las buenas noches y al siguiente ves una pareja vieja y frenética arrinconándote en un vestíbulo negro y sin final. Ésos son los buenos sustos, y es lo que planeo dar a estos chavales de entre 8 y 12 años. Les leeré párrafos de los relatos de Tim O’Brien sobre Vietnam, les hablaré de una vida arrepentida gastada en beber cerveza barata bajo luces fluorescentes en bares estrechos con borrachos que les odian, y Rebekah del Rio cantará Llorando permanentemente en sus cabezas. Cuando estos niños tengan 42 años, quiero que me recuerden con un escalofrío.

Concurso Noche de Brujas

¿Os gustaría conocer a los actores de Noche de Brujas?
¿Imagináis una cena con la sexy enfermera Cris (Sara Ben)?


Pues no esperéis más, Pussycat Pro os invita en exclusiva a cenar con ellos, tan solo tenéis que escribir una historia de terror y el ganador podrá cenar con el actor que elija.


¡Ya tenemos varias historias muy terroríficas que iremos subiendo al blog!


Último Teaser Poster

Aquí llega el tercer y último teaser póster realizado por Javier González.





¡No os perdáis las próximas novedades de Noche de Brujas que llegarán estos días!



domingo, 8 de enero de 2012

Trailer Final

Trailer final del cortometraje "Noche de Brujas" protagonizado por Irene Real (Sofí), Sara Ben (Cris) y Fernando Coloma (Bruno).

viernes, 6 de enero de 2012

Reportaje Hospital Santa Clementina

Tras las quejas de los vecinos de la zona, realizamos este reportaje para demostrar que el nuevo Hospital Mental Santa Clementina es 100% seguro para el vecindario.


lunes, 2 de enero de 2012

Confidencias con Irene Real y Fernando Coloma

Para nuestra primera entrada del año, nada mejor que una entrevista a nuestros actores Irene Real (Sofí) y Fernando Coloma (Bruno).