lunes, 9 de enero de 2012

"La Casa del Terror" por Víctor Verso

Os presentamos el relato del director alicantino Víctor Verso que muy pronto estrenará "Petición de Amistad" junto la co-estrella de "Noche de Brujas" Sara Ben.


"LA CASA DEL TERROR"
"¡BUH!"
Ese soy yo. Practicando para mi nuevo trabajo, en una casa del terror para niños de 8 a 12 años. Me llevo 7 euros a la hora por hacer que la chavalada moje sus pantalones. Se supone que soy el imbécil que lleva la máscara de calavera y túnica negra, que se esconde en las esquinas oscuras y de repente salta hacia los niños gritando y meneando una sierra eléctrica zumbante. Es un poco imbécil, la verdad, porque todo está montado para asustar a los niños momentáneamente. Los críos chillan y se escapan corriendo, fijo, pero al salir de la casa encantada abandonan sus miedos y se compran un calippo.
¿Y qué tiene de divertido? Son sustos baratos, a unos pavos la docena. Creo que si los padres se gastan tres euros en meter a sus hijos en la Casa del Terror, quieren que sean euros bien empleados. Quieren enviar a niñitos inocentes y que regresen silenciosos hombres de hierro. Incluso mi jefe cree que sabe cómo se puede asustar niños y ha establecido instrucciones ridículas para moderar a los empleados, para planificar el miedo.
El miedo de verdad es como una lluvia fría, que cala hasta los huesos, que escala lentamente por tu espina dorsal, que se aloja en la base de tu cerebro, y espera pacientemente. Y, como ese hipo sangriento que te da después de beber a solas, el miedo reaparece cuando menos le esperas, renace como el cañón de una pistola en tu espalda con sólo bosque alrededor. Como los personajes de "Noche de brujas", que se resguardan en tus sueños de modo que por un momento ves a tus padres darte las buenas noches y al siguiente ves una pareja vieja y frenética arrinconándote en un vestíbulo negro y sin final. Ésos son los buenos sustos, y es lo que planeo dar a estos chavales de entre 8 y 12 años. Les leeré párrafos de los relatos de Tim O’Brien sobre Vietnam, les hablaré de una vida arrepentida gastada en beber cerveza barata bajo luces fluorescentes en bares estrechos con borrachos que les odian, y Rebekah del Rio cantará Llorando permanentemente en sus cabezas. Cuando estos niños tengan 42 años, quiero que me recuerden con un escalofrío.

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